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Resulta especialmente importante encontrar calzado que se ajuste bien; de lo contrario,
se formarán ampollas. Los zapatos no deben ser ni demasiado grandes ni demasiado peque-
ños y estar confeccionados con un material que sea blando y resistente al mismo tiempo. Es
preciso evitar la sudoración a toda costa, ya que el sudor contribuye a la aparición de am-
pollas, especialmente en pacientes con EB simple de Weber-Cockayne. La suela del zapato
debe ser plana. Por desgracia, los zapatos de cuero pueden transmitir el calor del pavimento
a las plantas de los pies; y también pueden ser bastante rígidos hasta que se han usado unas
cuantas veces. Por tanto, en algunos niños favorecen la formación de ampollas. A menudo,
encontrar el tipo de zapatos más adecuado supone una carga económica importante para
los padres de niños con EB, ya que suelen ser bastante caros. Los zapatos ortopédicos son
especialmente buenos y además proporcionan apoyo, por lo que resultan muy beneciosos
para aquellos pacientes que necesitan calzado con tacones de diseño especial y plantillas.
EB y los deportes
Los deportes y la movilidad son necesarios para reforzar los músculos y los huesos, para el
mantenimiento y la ecacia de las funciones del organismo y para reforzar la conanza en
uno mismo y crear una imagen corporal positiva. Se sabe que la participación en cualquier
deporte es buena para la salud en general y se ha demostrado que inuye en otras enferme-
dades coexistentes. Naturalmente, esto también resulta evidente en las personas con EB. Sin
embargo, la realización de deporte debe de estar razonablemente limitada, dada la facilidad
con que se producen lesiones en la piel. Sin embargo, y a pesar de ello, los pacientes con EB
necesitan realizar bastante ejercicio diariamente, empezando ya desde la infancia, época en
la que se debe apoyar y estimular la movilidad natural. Se aplicarán vendajes en las zonas
especialmente vulnerables, lo que puede resultar extremadamente útil en esta época. Se
debe permitir a los niños que jueguen sin demasiadas restricciones, para que sean capaces de
aprender sus propias limitaciones y, al mismo tiempo, mejorar su coordinación (Fig. 4.2-3).
Esto último es muy importante, ya que una mala coordinación limita la movilidad y puede
crear inseguridad y aumentar el riesgo de lesiones.
La participación en algunos deportes es importante, no sólo en la infancia. El ejercicio
y los deportes continuarán siendo importantes durante toda la vida. ¿Qué tipos de ejercicios
son los más adecuados para personas con EB? Esto dependerá de la extensión y la gravedad
de la afectación cutánea, así como del estado general de salud del niño. Se pueden practi-
car casi todo tipo de deportes (en algunos casos incluso fútbol y esquí) y sería aconsejable
permitir al niño que intente este tipo de actividad, siempre que sea físicamente razonable
y que sea capaz de aprender las limitaciones impuestas por su enfermedad. Dependiendo
de la gravedad de la enfermedad, es importante y aconsejable realizar una consulta indivi-
dualizada.
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