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lares [10]. El deterioro de estas uniones podrían por tanto producir un transporte mineral
deciente o alterar el metabolismo de los ameloblastos. En efecto, los datos han mostrado
que mientras que el contenido de carbonatos es similar en los pacientes con EBJ y en los
controles sanos, la composición química del esmalte en la EBJ parece estar modicada, con
una reducción signicativa del contenido mineral por volumen [10].
Por otra parte, la laminina 332 está altamente expresada en las prolongaciones de To-
mes, que se considera controlan el crecimiento longitudinal y transversal de los cristales de
esmalte y, por tanto, afectan a su agregación, orientación y función supramoleculares [37].
Los defectos de unión de los ameloblastos con su matriz subyacente, causados por mutacio-
nes especícas a la EBJ, podrían por tanto producir un aspecto atípico de la ultraestructura
de los prismas, con el punteado y el esmalte no tan característicos del esmalte en la EBJ.
Las investigaciones histológicas de los dientes en desarrollo de los lactantes con EBJ-
H han mostrado pequeñas ampollas entre la membrana plasmática de los ameloblastos y
la membrana basal, lo cual produce desorientación de la capa de ameloblastos y excesiva
alteración de la función y del ciclo vital de los ameloblastos, y metaplasia [10]. Una separa-
ción o degeneración precoces y la consiguiente disfunción de los ameloblastos a causa de la
laminina 332 mutada podría producir un esmalte no o del todo ausente, o un esmalte con
mineralización irregular, localizada o generalizada, por la disminución de la capacidad de
estas células para desarrollar una MEC de espesor o estructura normales. La degeneración
tardía de los ameloblastos podría producir un esmalte más grueso, con zonas punteadas.
Además, se ha documentado que los ameloblastos secretores son más cortos y de menor
tamaño en comparación con los dientes normales de ratones nuligénicos, homocigóticos
para LAMA3 (LAMA3 es el gen que codica la subunidad α3 de la laminina 332) [24]. En
este modelo animal, los bordes del esmalte aparecen deshilachados y, en la región donde por
lo general se forman los ameloblastos y el estrato intermedio adyacente, denominada epitelio
reducido del esmalte (o sea, donde el estrato intermedio ya no forma un límite diferenciado),
la organización del tejido estaba completamente alterada y se había perdido la formación
regular de un epitelio normal estraticado que de otra manera existiría.
Zhou y cols. [38] apoyaron indirectamente el supuesto de que una carencia de moléculas
en la MEC determinada genéticamente, como la de laminina 332, diculta la formación normal
de esmalte y el desarrollo de los dientes. Los autores describieron la hipoplasia del esmalte en
un modelo de ratón transgénico, que expresaba un activador tisular del plasminógeno del tipo
urocinasa (uPA) de forma especíca para cada estadio durante la odontogénesis, bajo el control
del promotor de la queratina 5. La proteólisis de las moléculas de la MEC inducida (desregu-
lada) experimentalmente con uPA, más allá de su función permisiva de la movilidad celular y
la plasticidad tisular, modicó considerablemente el desarrollo de los dientes de los roedores:
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