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de 25 años que padecía EBDR-HS [8]. No obstante, la joven también tenía un carcinoma
espinocelular metastásico, que es la causa habitual de muerte en los adultos con EBDR-
HS [18]. Cuesta-Estelles y cols. describieron el caso de un joven de 20 años que padecía
EBDR-HS y tenía antecedentes de infecciones recurrentes de las vías urinarias y hematuria
macroscópica, y que llegó a presentar un síndrome nefrótico, azoemia e hipertensión [9].
Este paciente nalmente murió como consecuencia de un coma urémico que se produjo
después del intento fallido de conseguir un acceso vascular para realizar la diálisis. Si bien la
nefropatía se atribuyó a una glomerulonefritis mesangial por IgA, no se realizó una biopsia
renal y no se pudo excluir la amiloidosis ni una glomerulonefritis postestreptocócica como
causa subyacente de la insuciencia renal.
Utilizando los datos recopilados por el NEBR durante 16 años, se realizaron estima-
ciones del riesgo de muerte por insuciencia renal en la EB [15]. En esta cohorte se pro-
dujeron siete muertes y en ningún paciente se encontraron evidencias de una obstrucción
mecánica crónica en el aparato genitourinario, como tampoco ninguno presentaba diabetes
mellitus ni hipertensión preexistentes. Dos de estos pacientes fueron tratados con diálisis
(hemodiálisis 1; diálisis peritoneal 1). El 3,55% y el 0,52% de los pacientes con EBDR-HS
y EBJ-nH murieron por insuciencia renal. Cuando se realizó la modelación bioestadística,
el riesgo acumulado de muerte por insuciencia renal fue del 12,33% en los pacientes con
EBDR-HS a los 35 años. Ninguna de estas muertes ocurrió antes de los 14 años y el riesgo
condicional más elevado (6,0%) se registró entre las edades de 20 y 25 años. En cambio, se
registró sólo una muerte en la EBDR-nHS y otra en la EBJ-nH, y los riesgos acumulados
fueron del 1,16% y del 0,67% a las edades de 25 y 1 año, respectivamente.
En cambio, la alteración renal en la EBJ-AP por lo general se ha atribuido a hidrone-
frosis [10, 34, 36, 44], probablemente como resultado nal de la formación recurrente de
ampollas en el uroepitelio, sobre todo en la zona de unión ureterovesical, lo cual condujo
a la formación progresiva de cicatrices y a la afectación de la luz ureteral. Cuando esta li-
teratura fue revisada de forma crítica, se identicaron 70 pacientes con EBJ-AP, 51 de los
cuales se habían sometido a reparaciones quirúrgicas. En 7, 3 y 2 de estos 51 pacientes se
encontraron hidronefrosis, estenosis u obstrucción de la unión ureterovesical e insuciencia
renal (de causa indenida), respectivamente.
Sobre la base de toda la bibliografía citada anteriormente, queda claro que aproxi-
madamente uno de cada ocho pacientes con EBDR-HS probablemente fallecerá por in-
suciencia renal crónica. Por tanto, conociendo las probabilidades de mortalidad por esta
causa, se considera aconsejable realizar cribados periódicos para detectar alteraciones renales
subclínicas. Sin embargo, no está tan claro en qué medida un tratamiento intensivo, prin-
cipalmente por diálisis, puede reducir el riesgo de muerte una vez que se ha producido la
insuciencia renal. Tampoco está claro si en la EB las distintas afecciones renales subyacen-
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