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Se ha demostrado que cuando el prurito se hace crónico, existen factores psicológicos adi-
cionales que adquieren mayor importancia [39]. Algunos ejemplos de factores que se han aso-
ciado a un aumento del prurito son los episodios estresantes de la vida, la tensión emocional,
síntomas psiquiátricos como depresión y ansiedad y rasgos de la personalidad, como sensibilidad
interpersonal, neuroticismo y hostilidad [2, 15, 33]. Por tanto, las intervenciones psicológicas o
psicofarmacológicas de apoyo pueden ser útiles en el tratamiento del prurito crónico.
Prurito en la EB
El prurito es un síntoma importante de muchas enfermedades cutáneas y generales, pero
es también un síntoma frecuente y a menudo muy molesto en la EB [26]. Resulta especial-
mente problemático en pacientes con EB distróca (EBD) y en la forma de Dowling Meara
de la EB simple (EBS), aunque también se ha registrado prurito en todas las demás formas
de EB [8, 14, 17, 22, 23, 32]. Las supuestas razones del prurito en estos casos son el proceso
de cicatrización de las heridas que necesariamente es constante, la sequedad de la piel en
la zona de la herida y la inamación leve con activación de los mastocitos. Además, el roce
crónico y el rascado provocan lesiones cutáneas secundarias, como erosiones, excoriaciones,
costras, hiperpigmentación o hipopigmentación, liquenicación, prurigo y cicatrices, y pro-
voca la liberación de mediadores inamatorios que pueden inducir o agravar la sensación de
prurito, originando un ciclo de picor-rascado [34].
Epidermólisis bullosa pruriginosa
En 1994, McGrath y cols. describieron un subtipo clínico diferente de EBD denominado
EB pruriginosa (EBP), que se caracteriza por prurito intenso, lesiones nodulares tipo pru-
rigo liquenicadas, localizadas en su mayor parte en las extremidades inferiores y en las caras
extensoras de los antebrazos, distroa ungueal y presencia variable de lesiones albopapuloi-
des [24]. Aunque los signos clínicos se superponen claramente con la forma pretibial de
EBD [11], las lesiones son más diseminadas y se acompañan siempre de prurito intenso. El
diagnóstico de EBP puede ser difícil, especialmente porque es rara la presencia de ampollas
intactas y la aparición de los síntomas clínicos puede que no se produzca hasta varios años
después del nacimiento. En algunos casos, la aparición de la enfermedad se retrasa aún más,
hasta la segunda o tercera década de la vida [24, 25]. Así, la EBP se puede confundir con
enfermedades adquiridas, como prurigo nodular (prurigo nodularis), liquen simple cró-
nico, liquen plano, cicatrización hipertróca o dermatitis simulada. Por ahora se desconoce
la causa del intenso prurito en los pacientes con EBP. Algunos estudios han implicado al
aumento de las concentraciones de IgE y a la predisposición inmunitaria a la atopia en la
patogenia del fenotipo pruriginoso, aunque otros autores no respaldan esta teoría [4, 9, 25,
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